Riesgos para el futuro
Los riesgos que requieren planificación a largo plazo, como el cambio climático, el riesgo de liquidez y el aumento de la competencia, se posicionaron entre los 10 principales riesgos para el futuro en América Latina, ocupando los puestos 7, 8 y 9, respectivamente. En cambio, los riesgos más inmediatos y situacionales bajaron de posición dentro de la lista. La interrupción del negocio, por ejemplo, es uno de los principales riesgos actuales y bajó al puesto 6 en la lista de riesgos para el futuro; y el daño a las instalaciones, que ocupa el puesto 8 en la lista de riesgos actuales, quedó en el puesto 11 de riesgos futuros. Estas tendencias son un indicio de que las organizaciones se centran cada vez más en desarrollar la agilidad y la resiliencia para sostener el crecimiento frente a los retos en evolución.
Los 10 principales riesgos para el futuro: América Latina
- Riesgo político
- Ataques cibernéticos/fuga de datos
- Riesgo asociado al precio de las materias primas/escasez de materiales
- Cambios regulatorios/legislativos
- Desaceleración económica/recuperación lenta
- Interrupción del negocio
- Cambio climático
- Riesgo de liquidez
- Aumento de la competencia
- Clima y desastres naturales
El riesgo político ya es importante como riesgo actual, considerando que ocupa el puesto 4 dentro de la lista, pero además se percibe como una amenaza creciente: en la clasificación de riesgos para el futuro ocupa el primer puesto. Esto refleja la inestabilidad geopolítica en todo el mundo, y especialmente la grave inestabilidad existente en América Latina, que con frecuencia es escenario de bruscos vaivenes de un extremo al otro del espectro político. Esto dificulta la aplicación de reformas políticas uniformes y genera una imprevisibilidad que complica aún más la planificación a largo plazo. No es de extrañar que los cambios regulatorios y legislativos se consideren un riesgo clave tanto actual como futuro, en los puestos 3 y 4, respectivamente.
¿Cómo pueden las organizaciones de América Latina mitigar estos riesgos de forma efectiva?
Los encuestados de América Latina informaron que su nivel de preparación para los 10 principales riesgos actuales era del 53%, mientras que la preparación promedio de las demás regiones encuestadas se situaba en torno al 65%. Para acortar esta diferencia, las organizaciones deberían primero cuantificar y comprender sus riesgos para tomar decisiones fundamentadas, que les permitan abordar estas vulnerabilidades y crear planes sólidos de acción para garantizar la continuidad, como por ejemplo, evaluar soluciones de financiación o transferencia de riesgos. Si bien la región ofrece muchas oportunidades de crecimiento, es necesario contar con una perspectiva local especializada para poder afrontar con éxito sus riesgos y su volatilidad.
Aunque las organizaciones no pueden eliminar los riesgos derivados de la volatilidad macroeconómica dentro o fuera de América Latina, sí pueden explorar soluciones para mitigarlos o diversificarlos. Por ejemplo, la diversificación geográfica podría ayudar a mantener la estabilidad ante cambios políticos, legislativos y regulatorios. Un enfoque fundamentado que abarque alianzas estratégicas, empresas conjuntas o adquisiciones podría incluso acelerar la obtención de los beneficios de esta diversificación. Además, la protección es fundamental a la hora de embarcarse en este tipo de procesos, ya que las decisiones de las autoridades que regulan la competencia en todo el mundo son impredecibles, y podrían suponer un obstáculo a la hora de cerrar acuerdos.
La digitalización en América Latina sigue en crecimiento, y en varios países de la región ya se ha implementado legislación para proteger los derechos individuales y la privacidad. Los encuestados reconocieron claramente los riesgos que conlleva la adopción de sistemas digitales y tecnologías más avanzadas en la región, como así lo demuestra el hecho de que los ataques cibernéticos o la fuga de datos ocupen el segundo puesto como riesgo actual y futuro.
Si bien los encuestados clasificaron tanto el cambio climático como los desastres meteorológicos y naturales entre los 10 principales riesgos para el futuro en la región, la mayoría indicó que no tienen planes en marcha para transicionar hacia energías de bajo consumo de carbono, ni tienen previsto divulgar el impacto medioambiental de sus operaciones. Considerando que los inversores de los mercados de capitales de todo el mundo son cada vez más conscientes de su huella ambiental, si las organizaciones no logran primero planificar la reducción de su impacto ambiental y, luego, medir y comunicar sus avances en términos de sostenibilidad, su crecimiento podría verse limitado. Hoy en día existen modelos avanzados que incorporan el análisis ambiental, y tienen en cuenta las consecuencias actuales del cambio climático, que pueden ofrecer a las organizaciones visibilidad constante sobre su nivel de exposición y ayudarlas a afrontar y a prepararse para acontecimientos climáticos extremos recurrentes.