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August 2024 / 5 Min Read

Los principales riesgos a los que se enfrentan las organizaciones en América Latina

 

En nuestra Encuesta Global de Gestión de Riesgos, los participantes de América Latina calificaron a la interrupción del negocio como el riesgo número uno para la región.

 

Riesgos actuales

A pesar del resurgimiento del empleo presencial, la recuperación del sector de servicios y la mejora en el precio de las materias primas luego de la pandemia, las organizaciones de América Latina han tenido que lidiar con los efectos de niveles persistentemente elevados de inflación y tasas de interés, un crecimiento económico lento y una geopolítica muy volátil. Las mayores fortalezas de la región (abundancia de recursos naturales, costos laborales competitivos y un comercio exterior relativamente abierto) se ven entorpecidas, en parte, por la constante lucha de la región contra la desigualdad social, la volatilidad política, la elevada deuda pública, el cambio climático y la corrupción.

En América Latina, la volatilidad política dificulta la aplicación de reformas estructurales, que es en gran medida errática. En nuestra última encuesta, los participantes de esta región expresaron su preocupación por esta dinámica, y ubicaron al riesgo político y los cambios regulatorios o legislativos en el quinto y tercer puesto, respectivamente, en la lista de riesgos principales en la actualidad.

Los 10 riesgos principales para la actualidad: América Latina

  1. Interrupción del negocio
  2. Ataques cibernéticos/fuga de datos
  3. Cambios regulatorios/legislativos
  4. Riesgo asociado al precio de materias primas/escasez de materiales
  5. Riesgo político
  6. Desaceleración económica/recuperación lenta
  7. Problemas en la cadena de suministro o en la distribución
  8. Daño a las instalaciones
  9. Daño a la marca y a la reputación
  10. Clima y desastres naturales

Los ataques cibernéticos o la fuga de datos, clasificados en el noveno puesto en 2021, ahora subieron al segundo puesto en 2023. Este salto significativo refleja probablemente la rápida adopción de tecnologías digitales para cerrar las brechas tecnológicas en algunos países y digitalizar las industrias en todos los sectores. Varios eventos cibernéticos significativos ocurrieron en la región en los últimos años; tal vez el más notable fue el ataque de ransomware al Ministerio de Hacienda de Costa Rica, en abril de 2022, que paralizó al gobierno y puso en alerta a las empresas de la región.

Los encuestados de América Latina consideraron el daño a la marca o la reputación como su noveno mayor riesgo actual; esta es la primera vez que se incluye entre los 10 primeros puestos desde que empezamos a encuestar a esta región. Esto podría indicar el aumento de marcas regionales más fuertes que reciben inversiones considerables de sus propietarios de toda la región, e incluso de todo el mundo. También es una señal de mayor madurez por parte de los gestores de riesgos, que reconocen cada vez más los riesgos sobre los activos intangibles, como las marcas, la reputación o la propiedad intelectual.

Según nuestra encuesta, los desastres meteorológicos y naturales se ubicaron en el décimo puesto en América Latina, la única región donde este riesgo aparece entre los 10 principales. La escasa ayuda del sector público a los desastres en la región hace que recaiga en las empresas la responsabilidad de gestionar los daños y recuperarse de ellos. Al mismo tiempo, la conciencia sobre las posibles perturbaciones comerciales provocadas por condiciones meteorológicas extremas aumenta a medida que las inundaciones, los aludes y las sequías se vuelven cada vez más frecuentes y más severas en la región. La mitad de los encuestados de América Latina consideran que una meteorología cada vez más inestable puede impedirles lograr sus objetivos empresariales.

Riesgos infravalorados

Debido a que nuestra encuesta se llevó a cabo mientras gran parte de la región experimentaba un crecimiento lento, los riesgos para el capital humano, como la incapacidad para atraer y retener a los mejores talentos y la escasez de mano de obra, no se ubicaron entre los 10 principales riesgos actuales para América Latina, a diferencia de otras clasificaciones regionales. Sin embargo, el hecho de que tampoco figuren en la lista de los 10 principales riesgos futuros es preocupante, ya que el crecimiento estará acompañado de una mayor demanda de talento. Una mayor aceptación y disponibilidad de oportunidades de trabajo remoto significa que las organizaciones de América Latina tienen que seguir siendo competitivas para atraer a los mejores talentos en un mercado global, especialmente en los campos STEM de alta demanda. La adquisición de esta ventaja competitiva puede ayudar a garantizar que las empresas sean capaces de aprovechar al máximo las oportunidades para respaldar su crecimiento, al igual que las tendencias en evolución, como el nearshoring.

Los encuestados de América Latina clasificaron la falta de innovación y de satisfacción de las necesidades de los clientes en el puesto 18 de riesgos actuales y en el puesto 17 de riesgos futuros. Como otros activos intangibles, la innovación y la experiencia del cliente precisan inversión y protección. Aunque una parte significativa de la economía de América Latina se apoya en subsidiarias locales de corporaciones multinacionales que limitan su innovación a sus oficinas centrales, si los empleadores reforzaran las estrategias de marca y de beneficios para atraer y retener una fuerza laboral diversa, los campeones regionales y las multinacionales también podrían ayudar a conectar con sus clientes e incubar la innovación a nivel local.

En conjunto, los riesgos relacionados con el medio ambiente (como los desastres meteorológicos y naturales [puesto 10]; el riesgo medioambiental [puesto 14]; el cambio climático [puesto 15]; y la gobernanza social y medioambiental [ESG] y la responsabilidad social corporativa [CSR] [puesto 28]) podrían considerarse categorías subestimadas entre los riesgos actuales. Aunque algunos riesgos ocupan un puesto más alto en la lista de los 10 principales riesgos futuros de la región (por ejemplo, el cambio climático pasa al número siete), los resultados de la encuesta indican que el nivel de atención a los temas medioambientales es inadecuado. En otras regiones del mundo, se pone el foco cada vez más en el impacto de la actividad humana sobre el medio ambiente, y los esfuerzos para reducir tal impacto están aumentando. En consecuencia, los líderes de las organizaciones de la región deberían centrarse en estos riesgos para elaborar estrategias y prepararse, ya que los consumidores, los inversores y los gobiernos exigen cada vez más a las empresas que asuman la responsabilidad de su impacto medioambiental.

 

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Pérdidas y preparación

Poco más de un tercio de los encuestados tuvieron pérdidas a causa de alguno de los diez riesgos principales, y solo la mitad, aproximadamente, tiene planes para afrontarlos.

34%

porcentaje promedio de encuestados que afirmaron que alguno de los diez riesgos principales contribuyeron a que su organización sufriera pérdidas en los últimos 12 meses.

Fuente: Encuesta Global de Gestión de Riesgos 2023 de Aon

53%

porcentaje promedio de encuestados que afirmaron que sus organizaciones establecieron un plan para afrontar alguno de los diez riesgos principales.

Fuente: Encuesta Global de Gestión de Riesgos 2023 de Aon

Riesgos para el futuro

Los riesgos que requieren planificación a largo plazo, como el cambio climático, el riesgo de liquidez y el aumento de la competencia, se posicionaron entre los 10 principales riesgos para el futuro en América Latina, ocupando los puestos 7, 8 y 9, respectivamente. En cambio, los riesgos más inmediatos y situacionales bajaron de posición dentro de la lista. La interrupción del negocio, por ejemplo, es uno de los principales riesgos actuales y bajó al puesto 6 en la lista de riesgos para el futuro; y el daño a las instalaciones, que ocupa el puesto 8 en la lista de riesgos actuales, quedó en el puesto 11 de riesgos futuros. Estas tendencias son un indicio de que las organizaciones se centran cada vez más en desarrollar la agilidad y la resiliencia para sostener el crecimiento frente a los retos en evolución.

Los 10 principales riesgos para el futuro: América Latina

  1. Riesgo político
  2. Ataques cibernéticos/fuga de datos
  3. Riesgo asociado al precio de las materias primas/escasez de materiales
  4. Cambios regulatorios/legislativos
  5. Desaceleración económica/recuperación lenta
  6. Interrupción del negocio
  7. Cambio climático
  8. Riesgo de liquidez
  9. Aumento de la competencia
  10. Clima y desastres naturales

El riesgo político ya es importante como riesgo actual, considerando que ocupa el puesto 4 dentro de la lista, pero además se percibe como una amenaza creciente: en la clasificación de riesgos para el futuro ocupa el primer puesto. Esto refleja la inestabilidad geopolítica en todo el mundo, y especialmente la grave inestabilidad existente en América Latina, que con frecuencia es escenario de bruscos vaivenes de un extremo al otro del espectro político. Esto dificulta la aplicación de reformas políticas uniformes y genera una imprevisibilidad que complica aún más la planificación a largo plazo. No es de extrañar que los cambios regulatorios y legislativos se consideren un riesgo clave tanto actual como futuro, en los puestos 3 y 4, respectivamente.

¿Cómo pueden las organizaciones de América Latina mitigar estos riesgos de forma efectiva?

Los encuestados de América Latina informaron que su nivel de preparación para los 10 principales riesgos actuales era del 53%, mientras que la preparación promedio de las demás regiones encuestadas se situaba en torno al 65%. Para acortar esta diferencia, las organizaciones deberían primero cuantificar y comprender sus riesgos para tomar decisiones fundamentadas, que les permitan abordar estas vulnerabilidades y crear planes sólidos de acción para garantizar la continuidad, como por ejemplo, evaluar soluciones de financiación o transferencia de riesgos. Si bien la región ofrece muchas oportunidades de crecimiento, es necesario contar con una perspectiva local especializada para poder afrontar con éxito sus riesgos y su volatilidad.

Aunque las organizaciones no pueden eliminar los riesgos derivados de la volatilidad macroeconómica dentro o fuera de América Latina, sí pueden explorar soluciones para mitigarlos o diversificarlos. Por ejemplo, la diversificación geográfica podría ayudar a mantener la estabilidad ante cambios políticos, legislativos y regulatorios. Un enfoque fundamentado que abarque alianzas estratégicas, empresas conjuntas o adquisiciones podría incluso acelerar la obtención de los beneficios de esta diversificación. Además, la protección es fundamental a la hora de embarcarse en este tipo de procesos, ya que las decisiones de las autoridades que regulan la competencia en todo el mundo son impredecibles, y podrían suponer un obstáculo a la hora de cerrar acuerdos.

La digitalización en América Latina sigue en crecimiento, y en varios países de la región ya se ha implementado legislación para proteger los derechos individuales y la privacidad. Los encuestados reconocieron claramente los riesgos que conlleva la adopción de sistemas digitales y tecnologías más avanzadas en la región, como así lo demuestra el hecho de que los ataques cibernéticos o la fuga de datos ocupen el segundo puesto como riesgo actual y futuro.

Si bien los encuestados clasificaron tanto el cambio climático como los desastres meteorológicos y naturales entre los 10 principales riesgos para el futuro en la región, la mayoría indicó que no tienen planes en marcha para transicionar hacia energías de bajo consumo de carbono, ni tienen previsto divulgar el impacto medioambiental de sus operaciones. Considerando que los inversores de los mercados de capitales de todo el mundo son cada vez más conscientes de su huella ambiental, si las organizaciones no logran primero planificar la reducción de su impacto ambiental y, luego, medir y comunicar sus avances en términos de sostenibilidad, su crecimiento podría verse limitado. Hoy en día existen modelos avanzados que incorporan el análisis ambiental, y tienen en cuenta las consecuencias actuales del cambio climático, que pueden ofrecer a las organizaciones visibilidad constante sobre su nivel de exposición y ayudarlas a afrontar y a prepararse para acontecimientos climáticos extremos recurrentes.

 
 

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